Hoy he querido escribir en el blog sobre un sentimiento que todos albergamos y que tengo la sensación que poco escuchamos hablar LA ESPERANZA.
Me gustaría empezar definiendo Esperanza como yo la entiendo e interpreto: confiar que las situaciones, circunstancias o cosas salgan como yo quiero, es decir, de forma satisfactoria para mí.
La esperanza siempre se proyecta a partir de una situación que se esta dando ahora, es decir, en el presente hacía un futuro.
Debemos tener cuidado con la esperanza, porque algunas veces tenemos expectativas que pueden estar fuera de la realidad, y nos pueden llevar al desengaño o a la frustración. Cuando tienes una esperanza enfocada hacia otra persona, como en una relación de pareja, por ejemplo: «Tengo la esperanza de que algún día cambiará» ¡CUIDADO! Porque eso no depende de ti, sino del otro, y tu pregunta debería ser: ¿él o ella quiere cambiar? ¿Está dispuesto/a al cambio? ¿Qué pasa cuando el tiempo pasa y el otro no cambia? ¿Dónde queda esa esperanza? En una ilusión que albergabas fruto de unas expectativas puestas en el otro desde una irrealidad, el resultado es un desengaño que nos produce un desajuste emocional.
La esperanza siempre nace de una necesidad y un deseo. La Esperanza nos aporta el ánimo y la confianza que se va a conseguir el deseo en cuestión. Los deseos son necesidades personales. Las necesidades son las motivaciones que nos mueven. Forman una combinación que se retro alimentan unas a las otras.
NECESIDAD + ESPERANZA = DESEO
Los deseos se encuentran en un plano consciente, los verbalizamos. Pero no ocurre lo mismo con las necesidades. Si nos alejamos de las necesidades mas básicas de tipo fisiológicas, resulta complicado identificarlas porque provienen de alguna carencia afectiva. En mi primer escrito del blog os hable de ellas, amar y ser amado, seguridad y libertad, os dejo el enlace para que podáis leerlo.
Debemos hacer un ejercicio de auto-observación, e introspección para reflexionar y concienciar qué es lo que subyace en nuestro sentimiento de esperanza.
Si sentimos que estamos estancados/anclados en dicha esperanza durante un largo periodo de tiempo, seguramente es porque estamos frente unas expectativas irreales. Es importante para nuestro bienestar, valorar y analizar dicha situación para poder tomar acción al respecto, porque si persiste en el tiempo, nos lleva a un estado de malestar y desequilibro.
Es muy importante nuestra actitud frente la aceptación de las circunstancias. Afrontar nuestros miedos para poder vivir una vida sin sufrimiento y saber posicionarnos frente circunstancias que no nos gustan y que no van acorde a nuestros valores.
Os invito a la reflexión, es un trabajo hacia tu interior. ¿Te atreves?