El apego nace de la necesidad de cubrir carencias afectivas. El apego siempre esta vinculado al miedo. Miedo a la soledad, miedo al rechazo, miedo a las posibles consecuencias “que van a pensar o decir de mí” “esto no es lo que se espera de mí“.
El ser humano tiene la necesidad de pertenencia, es innato, aunque no debemos confundirnos. No debemos renunciar a nuestros principios, valores e identidad, de lo contrario entregas tu vida a los demás.
El apego se genera por todo lo que hemos vivido y experimentado en nuestro entorno más cercano, por mimetismo, por creencias y por conductas repetitivas que nos han implantado sin darnos cuenta, nuestros vínculos lo han hecho de la mejor manera que han sabido, no debemos culparles, ya que ellos también llevan sus mochilas.
¿Vives la vida que realmente quieres? ¿Te sientes dueño de tu vida? O por el contrario sientes que te pasas el día complaciendo a los demás y diciendo que SI cuando realmente quieres decir NO. Sientes que no tienes capacidad para posicionarte, a tomar decisiones por miedo a equivocarte, no te atreves a pedir ayuda porque piensas que es signo de debilidad. Y llega un momento en tu vida que te sientes desbordado, irritado y frustrado, e incluso puedes llegar a somatizar con dolor en alguna zona del cuerpo.
Debemos ser honestos con nosotros mismos. Es necesario darnos tiempo para bajar el ritmo de vida y poder reflexionar y razonar, para concienciar si vamos en la dirección correcta o vamos en la dirección que quieren los demás.
Es crucial e importante ser responsable de nuestra vida, para vivir una vida en armonía, plena y sobretodo en bienestar, hemos venido a este mundo para ser felices no perfectos.
Para vivir una vida sin apego es necesario aceptar que las situaciones son susceptibles de cambios todo en la vida tiene un inicio y un final, paso a paso ir afrontando nuestro día a día y posicionarnos según nuestros valores de vida, es decir, marcar nuestros limites, siempre con respeto, empatía y asertividad, hacia nosotros y los demás.
El resultado vivir una vida en libertad, acorde a tus valores. ¡NO ES TAREA FACIL!
El mejor medidor para saber que vas por el camino correcto es: TU SERENIDAD Y PAZ INTERIOR.